El proyecto de la franquicia de la Chocolatería San Ginés en la CDMX se centró en adaptar el negocio español a un contexto mexicano contemporáneo y local. 

La fachada consiste en una celosía conformada de piezas de concreto integrando un muro verde, que permiten la entrada de luz a la terraza con pérgola de madera, aislándose del contexto urbano, controlando lo que se ve desde el interior al exterior y viceversa. 

Al interior, se respeta la existencia de un arrayán antiguo, integrándose a la terraza cubierta, acompañado por dos olivos colocados por el despacho.

La adaptación de colores y texturas se logró mediante el re-entendimiento del color principal y un diseño especial para el piso. La barra central de madera agrega una referencia cronológica a la franquicia original de Madrid.

La iluminación presenta líneas de cables aparentes con luminarias circulares de concreto. Los arbotantes circulares en pared, diseñados por el despacho, incorporan el logo de la chocolatería.

El espacio fusiona elementos clásicos con un diseño contemporáneo, adaptando el concepto extranjero al mercado mexicano estableciendo una pauta para futuras tiendas en México.